Entre los muchos inconvenientes que soportamos sin remedio por razones de fuerza mayor, hay algunos, empero, que pueden y deben ser subsanados.
Tal, por ejemplo, el que representa la falta de otra boletería en la estación ferroviaria que impida el peligroso cruce de pasajeros de un lado a otro de la vía para proveerse del correspondiente billete que le permita viajar a la Capital Federal y demás estaciones intermedias.
No es ajeno al conocimiento de nadie que gran cantidad de personas viajan diariamente a Buenos Aires por los más diversos motivos. Diríamos que los que toman ese rumbo son los más de los pasajeros que ascienden al ferrocarril San Martín, en Bella Vista.
¿Por qué entonces no se habilita en las horas de mayor movimiento entre las 6 y las 20 de ese lado una boleteria
¿Qué razón valedera impide que esto se haga en beneficio de un gran número de usuarios que son los verdaderos patrones de los servicios públicos?
No hallamos respuesta satisfactoria a estas preguntas que formulamos en su nombre, puesto que se diera la escasez de personal o economía, no cabría en el caso, toda vez que es da pública notoriedad por declaraciones recientes leo las propias autoridades de los ferrocarriles que son nuestros, vale decir, del pueblo que hay un excedente de alrededor de 16.000 empleados y obreros que gravitan sobre los magros recursos de las empresas nacionales de trasportes.
Dando por cierto esta premisa, ¿no es factible destinar dos de esos empleados con miras a salvar una peligrosa falla que a cada minuto del día expone a la muerte a mujeres, hombres y niños?
Muchos son ya los accidentes acontecidos por esta falta, ya que es sabido que la gran mayoría de los pasajeros, por las más diversas causas, llegan con los minutos contados a la estación y prefieren exponer la vida en ese cruce peligroso con el tren veloz cerca, a perderlo para no llegar tarde a sus ocupaciones.
Nos consta que es preocupación del actual Ministro de Transportes y del Director General de los Ferrocarriles, eficazmente secundados por los Administradores de cada linea, a arreglar de inmediato estas pequeñas deficiencias, mientras se estudia la forma de solucionar las grandes fallas de los ferrocarriles.
A ellos, pues, dirigimos este pedido.