Victima de un desgraciado accidente de tránsito, falleció el 21 del corriente el joven Guillermo Federico Loviscek, apenas
cumplides los 18 años de edad, pues había nacido el 20 de junio de 1941.
La noticia de la trágica desaparición del joven Loviscek causó profunda consterna
ción en esta zona donde el extinto, a pesar de su relativa poca edad, había conquistado general simpatía y estimación.
Era este joven un dechado de virtudes, muy raro en los tiempos que corremos, por.
que unía a una inteligencia vivaz y dinámice cualidades morales que, debidamente
aquilatadas por cuantos le conocieron, despertaba espontánea simpatía y aprecio sincero.
Estudiante becado en el Liceo Militar cursó el bachillerato con notas sobresalientes
recibiéndose de Subteniente de la Reserva. Llevado por su vocación ingresó luego en
la Facultad de Ingeniería donde cursaba el 29 año, siempre demostrando gran apego
a los libros e inteligencia lúcida y comprensiva. Aficionado al deporte náutico, era timonel recibido en la escuela del Club Náutico Azopardo, donde lo mismo que en los
olros institutos, dejó un imborrable recuerdo de excelente alumno y mejor companero y amigo. Cariñoso y comprensivo con
los niños, elj el joven Loviscek era respetuoо so con los mayores. Todas estas cualidades que Guillermo Federico puso de relieve durante su breve
Clinica y pero intenso paso por la vida, hace de que
su prematura muerte conduela hasta la emoción no sólo a sus padres. familiares,
amigos y compañeros, sino a cuanios de un modo u otro pudieron aquilatar las singulares doles que adornaban esta joven vida, injustamente tronchada por la fatalidad,
cuando más irradiaba optimismo y lozanía en el camino del bien, para ojemplo de
nuesira juvenfud. Todo esto hace doblemente sensible su
fa’lecimiento; y el pesar causado se еexte riorizó tanio en la capilla ardiente levanlada en el domicilio de sus padres en Muñizz, por la interminable caravaña de personas que desfilaron ante el féretro, cuánto eorp Inúmero de vehículos que, en larga
hilera, acompañaron los restos de Guillermo Federico hasta la postrer morada, en el
cementerio de San Miquel, donde fueron inhumado, previo responso en la iglesia de
la nombrada ciudad.